jueves, 28 de febrero de 2008

CAMBIAR DE EMPRESA CUANDO TODO VA BIEN

Una única consigna para definir tu puesto actual: todo marcha y todo va bien. Este bienestar profesional existe desde hace años.

Entonces piensas en la búsqueda de empleo, los CV y las entrevistas, no gracias. Tienes demasiados amigos que conocen la tensión de la llamada telefónica que nunca llega. Hasta el día en que uno ellos te interpela: "Tú dirás, un consultor me ha reprochado haber pasado 7 años en mi última empresa. ¿Qué te parece? ".

Entonces te das cuenta de que estás haciendo tu propio balance mental a la velocidad de un relámpago de que desde hace diez años, trabajas en el mismo departamento de la misma empresa con los mismos compañeros (ya amigos). Incluso tus funciones (las que adoras y en las que eres ultracompetente) no han cambiado básicamente aunque hayas ido promocionando de dos o tres niveles en el área. ¿Qué pasará el día en que nuestra empresa tenga serias dificultades? ¿O que nuestro jefe decida confiar nuestro puesto a un junior más económico?

Inquieto y preocupado te decides finalmente a echar un ojo a los anuncios.

Muchos asalariados tienen como único plan de carrera este planteamiento es decir en realidad casi nada.

Obviamente, uno puede auto convencerse de que, incluso con un único patrón en diez años de carrera, se sigue siendo "empleable" ya que las "competencias" de nuestro CV demuestran que no nos hemos quedado parados y que hemos sido capaces de evolucionar .

Pero las virtudes de tal fidelidad no siempre son compartidas porque en el fondo no es un problema de competencias, sino más bien el preguntarnos si este directivo será capaz de adaptarse a otro entorno.

Por lo que conviene anticiparse a esta posible situación sin que esto implique dar un salto de empresa cada dos años. Como primer paso conviene tener localizado tu cv y actualizarlo regularmente además de incluir tus nuevos logros profesionales.

Existen dos vías de cambio, la promoción interna o ir a buscar oportunidad a otra parte. Pero el primer factor importante a tomar en cuenta es que para cambiar hay que tener ganas.

Colocarse en una situación de riesgo no es cómodo para nadie y el repetirse que después de una situación de riesgo viene la calma y que cambias por tu bien y el de los tuyos no es del todo eficaz.

¿Por qué ir a la búsqueda de una comodidad material e intelectual a través de un nuevo puesto, pudiendo disfrutar estos pequeños goces sin movernos?

Esto es lo que es difícil de proyectar. Es necesario implicarse. Podemos empezar por cambiar los métodos que con tanto cuidado y durante años hemos ido estableciendo. Modificar algunos procedimientos, mover los horarios destinados a cada tarea, no poner patas arriba demasiadas cosas te dará confianza en tu propia capacidad de salir de la rutina y te evitará la sensación de saltar al vació.

Cuando las costumbres estén cambiadas, podrás ver las cosas mejor y más serenamente y podrás empezar la búsqueda de nuevo puesto, empezando por indagar en el mismo seno de tu empresa.

¿Alguien se va? ¿Se está creando un puesto nuevo? Aunque el traje nuevo no sea exactamente de tu talla, no vaciles en solicitar información. Acércate al departamento de RRHH para hacer algo de lo que ya no recuerdas la mecánica: venderte.

Y si fracasas en los primeros intentos no pasa nada.
Vas por buen camino. El camino que te permitirá acudir a otras empresas con una oportunidad inaudita: disponer de una red de seguridad en caso de negativa. De un trabajo que te gusta…

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